miércoles, 20 de enero de 2016
Cien años de vida en la Costa del Sol: "mudarse a España había sido la mejor decisión" (traducción de Lola Ortega del original "A Hundred Years and Counting", escrito por Ricky Leach y publicado en SUR in English).
Mientras que muchos han estado celebrando la Navidad y el inicio del Año Nuevo, para una familia en Fuengirola los primeros días de enero han traído una celebración extra especial, con un cumpleaños centenario, pleno con una tarjeta de felicitación personal de la reina Isabel II.
Gladys Maud Osborne, conocida por sus amigos como Gill, ha sido residente en Fuengirola desde mediados de la década de 1960 y ha estado celebrando su centenario con amigos y familiares de todo el mundo.
Nacida el 4 de enero 1916, Gill se trasladó a la Costa del Sol con su esposo Jack y dos hijas en 1965, con la esperanza de que el cálido sol y el clima seco le ayudaran a mejorar su artritis.
Antes de decidirse por Fuengirola, Jack y Gill habían hecho un tour por el sur de Francia y la Costa Blanca, pero fue una invitación para visitar la casa del eminente cirujano Hamilton Bailey en Mijas la que descubrió a la pareja la pequeña localidad de pescadores de Fuengirola.
Tras haber abierto el segundo bar inglés en la localidad, llamado Bar One, la familia trajo música del Reino Unido, despertando mucho interés entre la gente local y los operadores turísticos de Madrid, quienes disfrutaban especialmente escuchando el sonido moderno pop de británicos y estadounidenses.
Aunque el bar era el segundo establecimiento de propiedad inglesa en el pueblo, la familia Osborne tuvo una curva de aprendizaje rápido para poder desenvolverse con el español porque había muy poca gente que hablara inglés en la zona, ya que el turismo no se había desarrollado extensamente en Fuengirola en ese tiempo.
"Solo había un hotel en esos días, el Hotel Florida, y no había paseo marítimo, solo caminos de arena", explicó la hija de Gill, Suzanne, quien dirigió el bar con su hermana durante cinco años. "Tuvimos que aprender a ser capaces de comunicarnos ya que todos nuestros amigos eran españoles", recuerda Suzanne, quien añade que tener el nombre 'Osborne' parecía venir bien entre los lugareños españoles que asociaban el apellido con los famosos productores de "jerez" en Cádiz.
Durante un tiempo, Gill y su esposo Jack se trasladaron a la costa de Estepona, donde construyeron una casa a orillas del mar, ya que eran ambos aficionados a la natación en el mar en esa época. Sin embargo, no pasó mucho tiempo, apenas unos años, antes de que la pareja se trasladara de nuevo a Fuengirola. Jack solía decir que mudarse a España había sido la mejor cosa que él y Gill habían hecho.
Después de morir Jack hace treinta años, Gill continuó viviendo en Fuengirola y ha llegado a ser bien conocida por sus visitas regulares a las cafeterías y bares de la ciudad para tomar su café de la mañana. Incluso alcanzado su centenario, todavía goza de la libertad de coger su scooter de movilidad por la ciudad, con la bandera española ondeando orgullosamente.
Aunque los niños de Jack y de Gill, cinco nietos y 13 bisnietos están repartidos por todo el mundo en lugares como Seattle, Suecia, Mauricio y el Reino Unido, Gill está segura de que el traslado a la Costa del Sol fue lo correcto para ella y su esposo hace más de cincuenta años. "España ha sido maravillosa para nosotros y este es verdaderamente nuestro hogar, una vez que llegué aquí, sentí que no tenía nada más por lo que preocuparme", dice, añadiendo que el clima cálido ha ayudado a que ella llegue a esta gran edad.
Para ayudar a Gill a celebrar su centésimo cumpleaños, amigos y familiares volaron a España de todo el mundo para una fiesta familiar especial entre Navidad y Año Nuevo. Entre las decoraciones de la fiesta había grandes fotografías de Gill y su esposo Jack, de cuando estaban comprometidos, y los papeles originales de la fecha de su nacimiento, su 21 cumpleaños y el día de su boda con Jack en Sidcup, Kent.
Una sorpresa extra especial para el centenario fue recibir una tarjeta de cumpleaños firmada por la reina, que llegó justo a tiempo para la fiesta.
Su hija Suzanne y su nieta Nuria están convencidas de que, además del buen tiempo en España, es su actitud positiva lo que le ha ayudado a llegar a los 100 años de edad. "Ella es una persona muy positiva, con un gran espíritu", dijo Nuria a SUR en Inglés.
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