Haciendo la colada por Antonia Manzanares Rosa
Cuando yo era pequeña, era muy diferente a como es ahora. Yo voy a
explicarlo.
En mi casa, como en todas las casas del pueblo, no había agua
corriente. La gente rica tenía agua en las casas porque hacían pozos en
sus huertas o jardines. Poseían las mejores casas del pueblo.
Los vecinos se abastecían de las fuentes de las calles que todas
tenían. Este pueblo era muy rico en
agua, tenía muchos nacimientos que brotaban de la tierra. La frase en "alhaurino"
es “que salía por su propio pie”. No había tecnología porque antes llovía
muchísimo y la gente del pueblo lavaba la ropa cerca de los nacimientos que
ahora están secos. Estaban cerca de Guardia de Chicavilla, ‘Nacimiento
de Montánchez’.
Cada dos días yo iba con mi madre a lavar al río. Tendíamos la ropa en
las ramas de los árboles, los alrededores eran todo campo. Mientras esperábamos
que la ropa estuviera seca, nos comíamos dos chorizos y dos rebanadas de pan porque había poco para
comer.
Al final del pueblo hacia Coín en la “Fuente de los doce caños” o "Fuente
Lucena", teníamos otro río al otro lado del camino que ahora es la
carretera de Coín. Ese río estaba
siempre lleno de gente lavando y en la calle “Calderona” (el nombre viene de la
viuda de Calderón, propietario de la huerta, su valiente esposa consiguió criar
a sus hijos sola) por la calle abajo había otro río, y tenía muchas piedras
para lavar, eso estaba en la parte alta del pueblo.
En “El Chorro”, donde está la escuela ahora en el “Mazacote”, el ayuntamiento
hizo un lavadero municipal, y ya las personas no iban a lavar al campo cuando llovía.
La vida en mi pueblo era muy tranquila.
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