viernes, 18 de julio de 2014
Nuestros niños sufren el " Síndrome de Peter Pan"
Los padres queremos que la infancia sea la etapa más feliz de la vida, pero la felicidad constante no se puede garantizar, especialmente en la infancia, etapa en la que el ser humano inmaduro se prepara para ser adulto.
Los niños son los nuevos reyes en la jerarquía familiar, en las sociedades del Primer Mundo han dejado de ser una fuente de ingresos económicos, que aportaban a la familia en el momento que podían desarrollar algún tipo de labor, para convertirse en sujetos de gran valor emocional.
El cambio ha sido tan radical que han pasado de entregar su salario al presupuesto familiar a convertirse en una carga, se estima que criar un hijo de los 0 a los 18 años cuesta unos 150.000€, por lo que en la actualidad los padres trabajan para los hijos.
El problema es que no salen de casa a los 18 años y consideramos que ir a la escuela y a la universidad, no es suficiente para obtener un buen trabajo o estatus social, por lo que además van a muchas actividades (deporte, idiomas, música, etc.) que ocupan el tiempo de los niños y el de los padres que deben llevarlos o supervisarlos, poniendo una gran presión en estos niños para que tengan éxito y sean competitivos académicamente. Los pequeños deben soportar el peso de las altas expectativas depositadas en ellos.
Del mismo modo que están apareciendo enfermedades alérgicas por exceso de limpieza y asepsia, la sobreprotección genera niños intolerantes, se convierten en impacientes, impulsivos y exigentes.
Tenemos que enseñarles a que sean independiente haciendo tareas que les permitan llegar a tener una correcta autonomía. No hay que darles todo lo que pidan, podrían sufrir el “síndrome de Peter Pan”, una infancia en la que se quiere permanecer eternamente jugando sin responsabilidades, ni compromisos.
Es muy importante que aprendan a controlar y regular sus emociones para resolver los problemas. Además tienen que aceptar que la alegría y la tristeza forman parte de la vida. De esta forma los niños podrán desarrollar su autoestima y formarán una fuerte personalidad para afrontar su vida adulta con sus correspondientes dificultades. Ninguna vida es perfecta.
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El “síndrome de Peter Pan”, una infancia en la que se quiere permanecer eternamente jugando.
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